El reconocido periodista David Faitelson explica lo sucedido con su acreditación y da su punto de vista sobre la polémica decisión de Canelo Alvarez.

Este incidente pone de manifiesto la delicada relación entre boxeadores estrellas y prensa deportiva. Por un lado, figuras como Canelo Álvarez tienen un gran poder de decisión dado su estatus, pero también una responsabilidad de garantizar la libertad de expresión.

David Faitelson ha construido una reputación de periodista serio e incisivo, caracterizado por cuestionar las determinaciones en el cuadrilátero más allá de triunfos y derrotas. Sin duda, esto incomoda a quienes gustan de controlar su relato público minimizando voces críticas.

Al negarle el acceso directo al evento, se corre el riesgo de que su cobertura pierda contexto y precisión. Faitelson, por su parte, intenta cubrir la noticia de la manera más objetiva posible, mostrando apertura a las gestiones de su empresa para solventar la situación.

Más allá de la polémica puntual, queda pendiente un debate sobre los límites a la voz discrepante de los comunicadores en un deporte con tantas pasiones de por medio. Un diálogo constructivo entre ambas partes podría sentar un precedente positivo de tolerancia a la crítica en beneficio del boxeo y su público.

David, cuéntanos, ¿es cierto que estás vetado para la pelea de Canelo?

Mira, yo me presenté anoche, llegué ayer miércoles, llegué a las 5 de la tarde a la sala de prensa como llego siempre. Di mi nombre en la mesa de la entrada, venía con un compañero camarógrafo, realizador, y a él le dieron la acreditación. Conmigo tardaron un poco y luego me informaron que la empresa no me había dado la acreditación. Justo hoy Canelo decía que él no se encarga de ese tema.

Tú, ¿cómo ves esta situación? ¿Fue la empresa? ¿Fue Canelo? Vamos, por Dios, este no nos hagamos ni nos digamos mentiras ni nos chupemos el dedo. Todos sabemos la situación.

Lo único que lamento mucho es que esto siente un precedente y que pues de ahora en adelante cualquier directivo, jugador, boxeador, lo que sea, de pronto dice «ah, no habla bien de mí, me critica, pues no lo dejen entrar».

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