A 42 años de su muerte, el recuerdo del gran peleador mexicano Salvador Sánchez sigue vivo y presente, dejando una herida que aún sangra en el corazón de los amantes de este deporte.

Fue en la madrugada del 12 de agosto de 1982 cuando el destino tomó un giro trágico y emboscó al joven campeón de 23 años. Mientras regresaba desde la ciudad de Querétaro hacia su campamento en San José de Iturbide, en el estado de Guanajuato, Salvador conducía su moderno Porsche a alta velocidad. En un intento por sobrepasar otro vehículo, se encontró de frente con un camión de gran tamaño. El choque fue inevitable.

El biógrafo Alejandro Toledo relata que Salvador se estaba preparando para defender su título Mundial Pluma del Consejo Mundial De Boxeo (CMB/WBC) ante el puertorriqueño Juan Laporte, a quien ya había vencido a finales de 1980. Ese fatídico día, salió del campamento ubicado en una hacienda propiedad de su mánager, Juan José Torres Landa, con la excusa de comprar accesorios para el sistema de sonido de su auto. Tanto su entrenador, Cristóbal Rosas, como el asistente apodado «El Patilla», notaron en él una conducta inusualmente extraña. Según Toledo, Salvador pasó la tarde en Querétaro, compartiendo con amigos y admiradores y visitando algunos sitios públicos. Pasada la 1 de la madrugada, decidió regresar al campamento con la intención de descansar.

Cristóbal Rosas y «El Patilla» esperaron su regreso hasta altas horas de la noche sin éxito. Al amanecer, al no encontrarlo en su habitación, la angustia fue creciendo. La funesta noticia no tardó en llegar y estremeció a su entorno más cercano. Con gran dolor, ambos realizaron la indeseable tarea de ir a Querétaro a reconocer el cuerpo del campeón.

La noticia conmocionó profundamente al mundo del boxeo. Las exequias de Salvador Sánchez fueron un evento masivo que congregó a personalidades de la política, el deporte y el espectáculo. Entre la multitud, un joven ocultaba sus lágrimas detrás de unos lentes oscuros; había viajado desde Puerto Rico para rendir su último homenaje a su amigo y rival en el cuadrilátero: el gran campeón Wilfredo Gómez.

Después de 42 años, la figura de Salvador Sánchez continúa creciendo, resonando en el alma de los aficionados al boxeo. Es considerado uno de los peleadores más grandes nacidos en México y conocido en todo el mundo. Su legado sigue siendo un faro de inspiración y su vida, un emotivo recuerdo grabado en la historia del pugilismo.

Un homenaje eterno al gran campeón Salvador Sánchez.

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You may also like