Hace 43 años en el Caesar’s Palace de Las Vegas. Salvador Sánchez noqueó a Wilfredo Gómez, encendiendo la rivalidad México-Puerto Rico.

En uno de los capítulos más emblemáticos de la histórica rivalidad boxística entre México y Puerto Rico, el 21 de agosto de 1981, el mexicano Salvador Sánchez logró un nocaut técnico en el octavo asalto sobre el puertorriqueño Wilfredo Gómez. El combate, que tuvo lugar en el renombrado Caesar’s Palace de Las Vegas, se destacó por la destreza y valentía mostradas por ambos pugilistas.

Sánchez, en aquel entonces campeón mundial pluma del Consejo Mundial De Boxeo (CMB/WBC), había defendido su título por séptima vez. Originalmente conquistó la corona el 2 de febrero de 1980 en Phoenix, Arizona, al noquear a Danny “Coloradito” López en el decimotercer asalto.

Antes de la pelea

Wilfredo Gómez era considerado el favorito debido a su impresionante récord de 33 triunfos por nocaut y un empate en su debut. Reinado dominante en la división supergallo, Gómez era conocido por su habilidad noqueadora. Por su parte, aunque Sánchez era un campeón pluma sólido, no se le atribuía el mismo poder de nocaut que a su oponente boricua.

La sorpresa llegó temprano en el combate, cuando en el primer asalto, Sánchez derribó a Gómez, quien había comenzado con exceso de confianza. Aunque Gómez se levantó en malas condiciones, Sánchez aprovechó para dominar todo el episodio inicial.

Sin embargo, el boxeador puertorriqueño logró recuperarse y ofreció una gran pelea. No fue hasta el octavo asalto que, exhausto, Gómez cayó al recibir una serie de golpes contundentes de Salvador. Al ver a Gómez en mal estado, el árbitro filipino Carlos Padilla Jr. decidió detener el combate.

Una de las peleas más memorables

Este enfrentamiento se recuerda como una de las peleas más memorables en la rivalidad entre boxeadores mexicanos y puertorriqueños. Aunque muchos esperaban una revancha, el destino tenía otros planes: Salvador Sánchez falleció tristemente en un accidente automovilístico el 12 de agosto de 1982, dejando un legado de nostalgia y heroísmo en el mundo del boxeo.

Mientras tanto, Wilfredo Gómez continuó su carrera, coronándose campeón en dos categorías más, consolidándose como uno de los grandes héroes del boxeo puertorriqueño.

Aquel combate, hace 43 años, sigue siendo un referente de la intensa y apasionada rivalidad entre estas dos naciones en el mundo del pugilismo.

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