“Se atreven a juzgarme sin ni siquiera conocerme…”

«El Boxeo no es violento, porque la violencia está cuando hay un sentimiento por medio…»

Chris Namus

Muchas veces tenemos la costumbre de prejuzgar. Lo hacemos con personas, situaciones, acciones, lugares, hechos y todo cuanto nos rodea.

Nuestro ego, basándose en nuestras propias experiencias, nos dan una medida de lo correcto e incorrecto (siempre usando como referencia nuestra educación cultural) sin tomar en cuenta el trasfondo de cada situación en particular. Pasa con las religiones, la política, los deportes y en casi todas las actividades humanas.

En nuestro caso, nos referimos al Boxeo, deporte noble, de gente trabajadora y con ganas de superarse cada día. Un deporte que envuelve pasión, determinación, coraje y dignidad al máximo, de todos sus practicantes. Pero….. «el Boxeo no es deporte de reyes», «no es el deporte blanco», «no es el orgullo de un intelectual». El Boxeo, es la meta de todo sacrificio humano.

Con cada entrenamiento, con cada gota de sudor derramada, tu cuerpo exhibe las ganas de superar, tu pasión y tu estilo de vida.

No es un deporte de salvajes, ni siquiera en las más feroces competencias por un campeonato. Es técnica, son reglas, son años de entrenamiento para poder competir a ese nivel. Más bien, el 99% de sus practicantes son personas comunes que quieren hacer de su cuerpo un templo eficazmente construido por el esfuerzo físico y mental de una de las disciplinas más exigentes del planeta.

BOXEAR, no es usar guantes y golpear, no es sentirse superior a tus semejantes. Boxear, es representar la nobleza de este arte en toda la extensión de la palabra.

Hoy en día vemos las guerras por la TV, bombardeos en vivo y directo, personas masacradas a sangre fría y juegos de vídeo «para niños» que te enseñan cómo construir una bomba. Pero estamos más centrados en decir «el Boxeo es un deporte salvaje y sangriento» este mismo deporte salvaje y sangriento que a diario aparta de las calles y de las drogas a personas que la «noble y digna sociedad» les negó otra oportunidad, este mismo deporte que practicas como base de tu rutina de aeróbicos más popular en tu gimnasio preferido, o cuando golpeas un saco de arena, cuando saltas la cuerda, o simplemente cuando usas tus propias manos para defenderte como instinto de supervivencia.

Los que amamos este deporte y los que lo practicamos, sentimos un profundo orgullo de él, jamás nos cansaremos de difundirlo ni sentiremos vergüenza.

Exhorto a los distinguidos miembros de las diferentes ciudades del mundo, especialmente en LA MADRE PATRIA, a revaluar el veto mediático a esta disciplina que, por excelencia, es el primer instinto de sobrevivencia del ser humano y el cual ha llenado de tanto orgullo y alegría a tantos pueblos en los momentos más difíciles de su historia.

Para concluir, es propicio recordar las palabras de Jesús a sus apóstoles:

«No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán á medir…»

Mateo 7:1, Biblia Reina Valera (1909)

Por: Héctor Guzmán 
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