Víctima de un fatal accidente en la carretera que conduce desde Querétaro a San Luis Potosí, dejó la vida el gran Campeón mexicano Salvador Sánchez, en la madrugada del 12 de agosto de 1982.

Fecha negra para la afición mexicana que sufrió uno de los eventos más triste en la historia del pugilismo azteca, Salvador andaba en los días iniciales de su preparación para la décima defensa de su título Pluma CMB, que pensaba refrendar ante el boricua Juan Laporte el próximo 15 de septiembre; ya Salvador había vencido a Laporte un año antes por Decisión Unánime. La Policía de Camino Mexicana registró el accidente a las 2 de la madrugada en el kilómetro 14 de la carretera Querétaro-San Luis de Potosí.

El moderno Porsche 928 de Salvador había quedado vuelto una chatarra luego que, intentara sobre pasar a un camión que arrastraba un gran remolque, de esos que en México llaman “Rabones” placa H-7892, y se encontró de frente con un camión Dina Torton, color rojo, placas 6166-AH, el impacto fue mortal el campeón falleció instantáneamente.

En el campo de entrenamiento ubicado en San José de Iturbide Provincia de Guanajuato, en una hacienda propiedad de su Manager Juan José Torres Landa, su entrenador Cristóbal Rosas y el asistente apodado “El Patilla”, lo esperaban para iniciar la jornada de entrenamiento, pero no lo encontraron en su habitación a las 6 AM.

Pronto se regó la noticia y Cristóbal Rosas acompañado de “El Patilla” acudieron a la morgue de Querétaro y con lagrimas en los ojos reconocieron el cadáver del campeón; no salían de su sorpresa porque la tarde anterior, “Chava” abordó su moderno vehículo luego de recibir una llamada y dijo que iba a Querétaro a comprar un accesorio para el automóvil, cuentan que allá se reunió con amigos en diferentes sitios nocturnos y emprendió el regreso a la 1AM.

Al entierro de Salvador asistieron más de 50.000 personas, entre políticos, personajes del espectáculo y autoridades deportivas; había uno confundido entre la multitud, bien trajeado con un ramito de flores en las manos y con lagrimas en los ojos: se trataba de su archirrival Wilfredo Gómez, quien acudió desde su natal Puerto Rico a despedir a su amigo y colega. Han pasado 40 años de la muerte de Salvador Sánchez.

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