El caos material y moral había llegado al Japón luego de la segunda Guerra Mundial. Un pueblo con alto sentido del honor había sido vencido y su derrota sellada con la catástrofe de Nagasaki e Hiroshima. El país hundido debía reconstruirse, pero necesitaba un consuelo, un aliciente.

La responsabilidad de lograr el impulso, de conseguir una victoria para esa nación resquebrajada caería sobre los hombros de un hombre de veintinueve años, que formó parte del Ejército Imperial Japonés, debutando en el pugilato al mismo tiempo que servía a su estado contra el avance de los aliados.

Ese joven adulto conquistaría lo que ningún otro japonés, hasta ese momento, había podido lograr. El 19 de mayo de 1952, ante cuarenta mil nipones en el estadio de béisbol Korakuen, Yoshio Shirai se coronó campeón mundial mosca al vencer por la vía de los puntos al norteamericano Dado Marino, luego de un trabajoso combate a la distancia de 15 asaltos.

Yoshio_Shirai_and_Alvin_Rober_Cahn_1952Las lesiones que había sufrido en el conflicto bélico parecían ser su condena, y a raíz de ellas, tendría que dejar el boxeo. Sin embargo, conoció a la persona que lo rescataría del olvido. Alvin Cahn, era un biólogo norteamericano que residía en Tokyo. Eximio en su labor científica, sentía gran pasión por el pugilato y cuando conoció a Shirai, decidió ayudarlo para que volviera a los encordados. Rápidamente hubo afinidad entre ambos. El japonés mejoró su estado físico y adquirió un bagaje técnico inesperado: a su estilo agresivo, característico de los guerreros nipones, le agregó un alto recurso defensivo.

El campeón nacional mosca y gallo, estaba preparado para lograr la victoria que representaría el impulso anímico que esperaba su país. Al convertirse en el primer monarca mundial originario de la tierra de los cerezos en flor, se transformó en un héroe nacional. Él le devolvió el orgullo perdido a la población.

Desde ese entonces, el mítico 19 de mayo, se transformó, en su tierra natal, en el día del boxeo.

UN CABALLERO

Shirai, no solo se destacó revolucionando el boxeo de su tierra natal, adoptando el concepto “golpear y no ser golpeado” sobre “el avance furioso”, sino que también sería bien recordado por su camaradería y buen corazón.

Yoshio ShiraiCuando perdió el título mundial en suelo propio frente al primer campeón mundial de origen argentino, Pascual Pérez, tuvo un verdadero gesto de buena voluntad. Antes de que la comitiva argentina partiera, “Shinshi” los invitó a su hogar para agasajarlos con una cena en honor al nuevo rey de los moscas, les dio diversos regalos y al otro día los despidió en el aeropuerto.

No obstante, el gesto más importante a destacar se dio cuando su descubridor, mentor y amigo, El señor Cahn, envejeció y comenzó a sufrir demencia. Al notar el estado de su entrenador, no dudó en llevarlo a su residencia y cuidarlo hasta el día de su muerte. Jamás dejaría que el hombre que lo formó muriera en soledad. Así era Yoshio Shirai.

Yoshio Shirai

Por: Lucas Velardez 
Twitter: @PeleadoresSN  
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