«Instinto» Jon Turteltaub (película completa)
“Atrévete a traspasar los límites que le has impuesto a tu libertad…”
Sinopsis corta. Un antropólogo (Anthony Hopkins) que ha estado perdido por años en la jungla conviviendo con gorilas como familiares y compañeros, inmerso en la vida social de aquellos primates es acusado de matar y herir a varios guardas forestales en África, siendo detenido en prisión. Un brillante joven psiquiatra (Cuba Gooding, Jr.) trata de encontrar la razón por la cual él mató a esos hombres, pero termina enredado en una aventura que lo lleva a comprender más sobre la verdadera historia y naturaleza de la humanidad.
Por qué la recomendamos:
«sólo debemos renunciar a una cosa: la dominación. El mundo no es nuestro ¿sabremos renunciar? ¿Tan valioso resulta el control, tan tentador ser un dios?»
Convivir con los gorilas le hace entender conceptos tan importantes para el ser humano como Control, Dominación e Ilusión. Los mensajes que se repiten una y otra vez en esta película son la eterna inconsciencia de que el sitio donde estamos es sagrado, la fragilidad y fortaleza humana.
Instinct (instinto)
Reparto. Anthony Hopkins, Cuba Gooding Jr., Donald Sutherland, Maura Tierney, George Dzundza, John Ashton.
Thriller/Drama ‧ 2h 6m
Guión: Gerald DiPego (Novela: Daniel Quinn)
Música: Danny Elfman
Fotografía: Philippe Rousselot
Año de edición:1999
Estilo / género:Intriga
Productora: Spyglass Entertainment
Presupuesto: $80 millones
Anthony Hopkins interpreta el papel de un antropólogo que se dedicaba al estudio de los gorilas. La última vez que se le vio fue hace dos años, en Ruanda. Sin embargo, su desaparición no fue fortuita, este antropólogo había decidido sumarse a la vida del grupo de gorilas, abandonando por completo la civilización.
Posteriormente, Hopkins es acusado de haber matado a dos guardias forestales y es extraditado a los Estados Unidos. En este punto hace su aparición Cuba Gooding Jr., un psiquiatra de la Universidad de Miami, deseoso de hacer carrera, al cual se le encarga la pericia judicial del caso.
En este punto comienza un debate muy interesante sobre la libertad, las ansias de control y los problemas que acarrea la “civilización”.
Cuando hicieron la reseña de este filme en el periódico La Nación, se describía como: Un poco de “Joe, el gran gorila”, algunos toques de «El silencio de los inocentes», una pizca de «Atrapado sin salida», un puñadito de «La sociedad de los poetas muertos» y un aroma a «Robinson Crusoe».
Si bien es cierto que los personajes no logran salir de un círculo estereotipado, demasiado estrecho para mi gusto, esto no le resta al filme su poder para movilizar nuestro pensamiento, para inducir a la reflexión.
Considero que a lo largo de la trama se abordan dos temas fundamentales que, dicho sea de paso, también coinciden con algunas de las reflexiones sobre las cuales gira el libro La muerte del caballo alado: el control y la ilusión de la libertad.
El control y la ilusión de la libertad
Nuestro deseo de controlar es mucho más grande de lo que estamos dispuestos a reconocer. Cuando controlamos nuestro entorno nos sentimos seguros porque pensamos que estamos a buen resguardo, creemos que la adversidad y lo inesperado no pueden tocar a nuestra puerta. Sin embargo, la realidad es diversa y lo cierto es que se necesita muy poco para cambiar nuestra situación de la noche a la mañana. Basta una catástrofe natural o un accidente, para que nuestra vida dé un vuelco de 360 grados.
Aún así, este grado de incertidumbre nos resulta muy difícil de aceptar, por lo cual intentamos controlar la mayor cantidad de cosas posible, en un vano intento por obtener una mayor estabilidad. Creemos que mientras más personas o situaciones controlemos, menos expuestos estaremos al azar o a los imprevistos. Obviamente, se trata de una creencia ilusoria porque realmente nuestra capacidad para controlar el medio es muy limitada. No obstante, lo que podemos aceptar racionalmente, nos resulta difícil de digerir emocionalmente. Por eso, también existen personas para las cuales el ejercicio del control se convierte prácticamente en una obsesión, una obsesión que incluso termina afectando su salud, tanto a nivel psicológico como físico. En esos casos, el control se convierte en un sinsentido total.
El hecho de que se haya cambiado el guardia de seguridad por la cámara de vigilancia no indica que seamos más libres sino simplemente que no existe una figura sobre la cual recae el ejercicio del control, o al menos no la vemos directamente. Aunque, en la sociedad occidental la mayoría de las personas emplean una media de dos horas para ir y regresar del trabajo e invierten otras 8 o 9 horas más trabajando. ¿Es eso libertad? ¿Puedes negarte realmente a seguir este ritmo de vida que ha impuesto la sociedad?
Un amigo me dijo que sobre la tierra tenemos un único deber: “ser felices”.
¿Eres feliz con este ritmo de vida? Quizás no es casualidad que cada vez más personas se unan al downshifting y decidan ganar mucho menos pero disfrutar mucho más.
En este sentido, no puedo evitar recordar un anuncio publicitario de una compañía de seguros en el que decían frases del tipo: “la ayuda cuando la necesitas”. ¡Y se referían, nada menos y nada más, que a las personas jubiladas, de más de 65 años!
Y es que la sociedad nos envía constantemente mensajes muy sutiles acerca de cómo debemos estructurar nuestra vida e incluso determina cuándo tenemos el derecho de disponer del tiempo para dedicarlo a nosotros mismos o a nuestra familia. ¿Es esa acaso la libertad con la que soñamos y la que estamos dispuestos a defender?
En fin… creo que a buen entendedor, le sobran las palabras por lo que culmino estos desvaríos cotidianos con una frase del filme: “atrévete a traspasar los límites que le has impuesto a tu libertad”.