“No acuerdo nada de lo fue tener los dos brazos. Crecí así y aprendí a convivir con la curiosidad y la mirada de otros…”

Carlos Machado a pesar de las adversidades y los obstáculos que enfrentó en su vida, logró superarlos y convertirse en un exitoso atleta. La historia de Carlos Machado es un ejemplo inspirador de cómo la determinación, la resiliencia y la voluntad de enfrentar los desafíos pueden llevar a logros significativos. Su historia nos enseña que no importa cuán difícil sea la situación, siempre hay esperanza y oportunidades para cambiar nuestra vida y alcanzar el éxito.

Era un niño de apenas 2 años de edad cuando los médicos descubrieron un tumor maligno en su brazo derecho y concluyeron que lo mejor era amputarle.

«Era amputar el brazo o mi vida. No había otra posibilidad porque el tumor estaba justo debajo del hombro, en la clavícula, y sobresalía en la axila…”

 

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Carlos Machado vive con un solo brazo desde la edad de 2 años y hoy es un peleador elite de Muay Thai.

Durante su adolescencia fue cuando descubrió el amor por las artes marciales. Y para estas fechas «Carlitos» es un peleador argentino de Muay Thai y aspira a viajar a Tailandia, la meca de la disciplina, para demostrarle al mundo que no existen imposibles.

Fue en Marcial Escuela A.M.E, (DOJO AME). Desde ese entonces Machado ha sido constante en sus entrenamientos desde que comenzó practicado Kick Boxing y ahora dentro de la disciplina del Muay Thai.

 

En 2018 conquistó una medalla de bronce en el XXIX Campeonato Sudamericano de la especialidad que se desarrolló en Ecuador.

“Fue gratificante el reconocimiento y el respeto que recibí por parte de mis rivales…”

“Mi condición hace que sea una novedad, muchos se sorprenden al verme pelear contra rivales que tiene los dos brazos, pero trato minimizarlo porque a mí me gusta que me exijan para seguir mejorando. Lo mío va más allá del resultado, Ahora que me conocen, nadie me tiene lástima”

“Cuando subo al ring, lo hago convencido de quiero y puedo ganar. Tácticamente trato de alargar más las peleas, caminar el ring para mantener la distancia y así voy compensando. Pego bastante fuerte, es una de mis habilidades. Ya me acostumbré a mi condición desde la infancia y soy más de contragolpear. Tal vez, el punto más flojo lo tengo en el clinch (agarres), cuando peleo en la corta distancia, y es lo que más trabajo para seguir mejorando y tener más comodidad. Al tener un solo brazo, la posibilidad de usar codos y rodillas me permitió sumar más variantes de golpes“

“Siempre sentí esa adrenalina de querer pelear, pero cuando arranqué a entrenar me pasó todo lo contrario. Me gustó tanto que la responsabilidad de practicarlo me ordenó la vida”, confiesa, quien hoy alterna los entrenamientos con el trabajo de gasista y plomero.

Más allá del cariño de su mamá Nilda, empleada doméstica, y su papá Alberto, de profesión plomero, no tuvo una infancia fácil. A fuerza de trompadas y patadas buscó minimizar las cargadas que padecía por la falta de su brazo.

“Siempre sentí esa adrenalina de querer pelear, pero cuando arranqué a entrenar me pasó todo lo contrario. Me gustó tanto que la responsabilidad de practicarlo me ordenó la vida”, confiesa, quien hoy alterna los entrenamientos con el trabajo de gasista y plomero.

Créditos: @Santiago Filipuzzi

La increíble historia de Carlos Machado:
vivió casi toda su vida con un solo brazo
y hoy es uno de los mejores luchadores 
argentinos de un arte marcial milenario.

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