“Los monstruos más terribles son los que se esconden en nuestras almas”.

En el mundo del deporte la fortaleza mental es la columna vertebral que conecta todos los otros aspectos. De acuerdo con diferentes investigaciones, atletas élite tienen que hacer frente a múltiples demandas psicológicas, como el volumen de entrenamiento, la fatiga mental y física, la separación espacial de la familia y los amigos o los problemas de gestión del tiempo, pueden conducir a una recuperación mental y física reducida.

Tomando en cuenta lo antes dicho, deportes como el boxeo son considerados solitarios y se ha demostrado que los atletas que practican deportes individuales están más propensos a desarrollar depresión y ansiedad.

Esto es sin contar que boxeadores que están en la “cima” tienen que trabajar con el escrutinio de las presiones que conllevan ser figura pública sin contar el fenómeno de las redes sociales.

"El boxeo es el más duro y solitario deporte del mundo..." Frank Bruno (Art: Frases de Boxeo)

«El boxeo es el más duro y solitario deporte del mundo…» Frank Bruno (Art: Frases de Boxeo)

Las redes sociales son una realidad que está para quedarse y en tiempos recientes han sido vehículo de promoción para los boxeadores. Es bien difícil hablar de este fenómeno sin mencionar al pionero de las redes en el boxeo, el señor Ryan García. El joven de 25 años, con más de 10 millones de seguidores en Instagram, ha llegado niveles de popularidad que muchos salones de la fama nunca pudieron lograr, dígase el legendario Andre Ward.

Cabe destacar que Ryan viene de la generación Z, generación que nació con las redes sociales. Durante mucho tiempo, el joven fue considerado un espejismo con muchos seguidores, hasta que demostró corazón de campeón y gallardía en su fulminante victoria sobre el medallista olímpico Luke Campbell.

Ryan Garcia (Tom Hogan, Golden Boy photos).

Ryan Garcia (Tom Hogan, Golden Boy photos).

Luego de esa victoria la fama de Ryan se triplicó lo cual tiene un efecto colateral en la vida de las figuras públicas. Es de amplio conocimiento que este estilo de vida ha tenido un impacto negativo en la vida de diferentes boxeadores desde Tyson Fury hasta el polarizante Adrien Broner.

La ironía del caso es que Ryan se encuentra bajo la promotora de un personaje que ha pasado por los mismos lares, el gran Oscar de la Hoya. Las dificultades del legendario boxeador han sido bien documentadas de la misma manera que está pasando con su protegido. Son diferentes casos paralelos, pero nos demuestran que dentro de la idealización de estos guerreros se nos olvida que son seres humanos.

Estas personas están en un deporte donde han muerto atletas y hay un gran número de ellos sufren de contusiones y lesión cerebral traumática, no están exentos a las presiones de la vida. En el caso de Ryan, no podemos perder de perspectiva que hablamos de un joven adulto con historial de salud mental que también es padre, hijo, hermano y tiene que aguantar todo tipo de comentarios hacia su persona.

El escepticismo hacia sus declaraciones es bienvenido pero no válido, pues como dijo el gran Edgar Allan Poe:

“Los monstruos más terribles son los que se esconden en nuestras almas”.

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