EDGAR BERLANGA VENCE A PADRAIG MCCRORY Y RETA A ‘CANELO’ ÁLVAREZ

El contendiente de peso súper mediano Edgar Berlanga apunta a una pelea con Saúl ‘Canelo’ Álvarez después de una victoria por nocaut en el sexto asalto sobre Padraig McCrory.

Por primera vez en sus últimas cinco peleas y más de tres años, Berlanga ganó por nocaut en el sexto asalto de su pelea en contra de Padraig McCrory y cree que es suficiente para ponerlo por delante de David Benavidez, Jaime Munguía, Terence Crawford o Jermall Charlo en la lista de futuros rivales de Canelo es un asunto diferente, pero al escuchar tanto a Berlanga como a su promotor Eddie Hearn hablar, no sería una sorpresa que el puertorriqueño recibiera la llamada.

El puertorriqueño, de 26 años, envió a McCrory a la lona con un derechazo cuando restaban 25 segundos del sexto episodio en el Hotel Caribbean Royal de Orlando, Florida.

McCrory, que estaba invicto al inicio de la pelea, comenzó brillantemente hasta que Berlanga hizo los ajustes adecuados.

«Lo quiero ahora», dijo Berlanga sobre Álvarez después de la pelea.

«Miren a Eddie (Hearn) allí mismo. Él hará que esto suceda».

Edgar Berlanga and Eddie Hearn, Chairman of Matchroom Sport, are interviewed by Chris Mannix after his win over Padraig McCrory after their fight at the Caribe Royale in Orlando, Florida. Mandatory Credit: Ed Mulholland/Matchroom.

Las conversaciones antes del combate de anoche en Florida habían sido sobre una posible pelea con la superestrella mexicana en mayo después de que el promotor Eddie Hearn sugiriera que el ganador aseguraría ese pleito.

Dado el estatus de Álvarez como una de las estrellas del boxeo mundial, asegurar una pelea con este, sería un premio lucrativo, y McCrory, de 35 años, dejó claras sus intenciones con un sólido primer asalto.

Hasta ahora, la carrera de Berlanga (22-0, 17 KOs) ha sido interesante. Empezó con 16 victorias consecutivas en el primer asalto y continuó con cinco victorias más pero todas a decisión de los jueces, y sabía que ir a las tarjetas de puntuación contra McCrory marcaría el final de cualquier esperanza que pudiera tener de enfrentarse al Canelo. Sin embargo, salió al primer asalto mostrando tanta paciencia que apenas lanzó un golpe.

Berlanga encontró su alcance y ritmo en el segundo y comenzó a establecer algo de control en el cuadrilátero, conectando certeros ganchos de izquierda.

Eso aparentemente despertó vida en ambos hombres mientras se mostraban mutuamente su poder en un emocionante tercer asalto, en el que Berlanga fue advertido por el uso del codo y McCrory respondió a algunos ganchos de derecha.. Pero Berlanga tomó el control en el siguiente asalto con un gancho de izquierda que dejó a McCrory sin dudas sobre el poder de pegada del boricua.

Berlanga no aprovechó ese trabajo en el siguiente asalto, pero volvió a tener problemas con el árbitro, esta vez por un golpe bajo.

El boricua encontró su camino nuevamente al comienzo del sexto con una buena combinación que hizo que McCrory se balanceara y fuera inmovilizado contra las cuerdas.

El hombre de Belfast ofreció cierta resistencia en un intento de mantener a raya a su oponente hasta que dos devastadores derechazos aterrizaron limpiamente sobre su humanidad, enviándolo a la lona. Aunque buscó superar la cuenta, el árbitro detuvo la pelea justo cuando la esquina de McCrory tiraba la toalla.

Edgar Berlanga is interviewed by Chris Mannix after his win over Padraig McCrory after their fight at the Caribe Royale in Orlando, Florida. Mandatory Credit: Ed Mulholland/Matchroom.

«Quería ver lo que recibo», explicó en el ring después del combate. «No quería ser un boxeador ofensivo. Quiero trabajar primero mi faceta defensiva».

Además, afirmó Berlanga, deshaciéndose en elogios hacia su oponente nacido en Belfast:

«La gente no lo entiende, los ‘Irish mother******s’ son fuertes, y él vino a pelear.»

Edgar Berlanga and Padraig McCrory after their fight at the Caribe Royale in Orlando, Florida. Mandatory Credit: Ed Mulholland/Matchroom.

McCrory (18-1, 9 KOs) demostró mucha valentía en todo momento, pero sencillamente no tenía las herramientas necesarias para hacer frente a Berlanga. Desde luego, para nada ayudó a su causa que Berlanga le propinó un codazo claramente intencionado a la mandíbula en el tercer asalto, o que le golpeara por debajo del cinturón una o dos veces, pero una vez que el puertorriqueño se apretó el combate en el cuarto asalto, dio la sensación de que el final era sólo cuestión de tiempo.